Las empresas de transporte se enfrentan siempre a una fuerte carga competitiva, pero ¿por qué algunas crecen año tras año y otras agonizan hasta desaparecer? Según Nielsen, el 61% de la población cambiaría de compañía ante un mejor precio, un 13% por un mejor servicio. Está claro, que una reducción del precio no puede ir acompañada de una pérdida de calidad en el servicio.
A nadie se le escapa que perder un 13% de los clientes por un mal servicio, crea una reputación que dificulta enormemente la captación de nuevos clientes. Además, genera costes de no calidad, que suelen llegar hasta el 8,7% de la cifra de ventas.
Estas empresas que únicamente impactan en el cliente por su agresividad en precio, reducen su rentabilidad y capacidad de inversión, y terminan entrando en una espiral asfixiante donde tratan de compensar la imparable pérdida de mercado y dificultad de captación con continuas bajadas de precio, que termina por hundirlas.
Entonces si el precio es clave para ganar cuota de mercado, y mantener o mejorar el servicio es una condición necesaria ¿Puede una empresa mantener su rentabilidad y crecer, con una política de precios competitiva?